domingo, 31 de julio de 2011

Faustino Parriego (*): Al árbol quemado de la ermita

Partían de tu tronco en verde alfombra
once brazos que miraban al cielo,
del molino y la ermita fuiste velo
y dabas a la vez abrigo y sombra.

Roto estás y tirado en la antepresa,
el fuego nos ha privado de tu estancia
y mientras abatía tu arrogancia
te dejó el corazón hecho pavesa.

El alma llora y a la vez medita
pero yo un consuelo te procuraré
donde acaba tu vida de eremita:

que aunque contigo una ilusión se fue
nos queda el Cristo dentro de la ermita
como árbol de la vida y de la fé.

(*) Faustino Parriego: Santa Clara de Avedillo (Zamora), 1968


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