Partían de tu tronco en verde alfombra
once brazos que miraban al cielo,
del molino y la ermita fuiste velo
y dabas a la vez abrigo y sombra.
Roto estás y tirado en la antepresa,
el fuego nos ha privado de tu estancia
y mientras abatía tu arrogancia
te dejó el corazón hecho pavesa.
El alma llora y a la vez medita
pero yo un consuelo te procuraré
donde acaba tu vida de eremita:
que aunque contigo una ilusión se fue
nos queda el Cristo dentro de la ermita
como árbol de la vida y de la fé.
(*) Faustino Parriego: Santa Clara de Avedillo (Zamora), 1968
once brazos que miraban al cielo,
del molino y la ermita fuiste velo
y dabas a la vez abrigo y sombra.
Roto estás y tirado en la antepresa,
el fuego nos ha privado de tu estancia
y mientras abatía tu arrogancia
te dejó el corazón hecho pavesa.
El alma llora y a la vez medita
pero yo un consuelo te procuraré
donde acaba tu vida de eremita:
que aunque contigo una ilusión se fue
nos queda el Cristo dentro de la ermita
como árbol de la vida y de la fé.
(*) Faustino Parriego: Santa Clara de Avedillo (Zamora), 1968
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