jueves, 21 de julio de 2011

Horacio Álvarez Hernández: Un repaso a la memoria -1-


Si ponemos aquí esta 'relación' de gente en muchos casos fallecida, se debe a que queremos creer, y creemos, en la hermandad del ser humano a pesar de la diversidad de culturas, tradiciones o climas. ¿Hay diferencias?: Las hay. No cabe duda. No es lo mismo haber nacido en una aldea africana de Senegal o Namibia, por ejemplo, que venir al mundo en un pueblo de España o Francia. Como tampoco hay que hacer tabla rasa entre Senegal y Namibia o España y Francia. Hay sus diferencias entre unos paises y otros. También un poso común. ¡Y tan común: el Hombre!

En ciertos paises africanos existen personas que tienen facilidad para versificar. Se llaman griots. Son poetas que pueden recitar de memoria las historia de su pueblo. Se dice que cuando muere uno de ellos es como si desapareciera una biblioteca. Suponemos que han cultivado la memoria. Porque la memoria se cultiva como los tomates, el trigo o la mandioca. 

Ahora con tantos artilugios para guardar recuerdos se está perdiendo. Se está perdiendo en Europa y suponemos que en Africa igual.

Pero en ambos continentes han existido bardos o griots. Y personas que tenían muchísima memoria. Las formas serán diferentes, pero el sustrato es el mismo. Viene esto a colación, ante los que hacen hincapié en las diferencias convirtiéndolas en abismales. Así separan pueblos. Los enfrentan. Para mejor manejarlos a su antojo. Es una de las base del racismo.

Nosotros, sin negar las diferencias, hallamos también similitudes entre los pueblos. Como los griots de numerosos pueblos de Africa, con esa memoria prodigiosa, hemos conocido a escritores con una memoria similar, como por ejemplo al escritor don Eusebio García Luengo quien a sus casi 100 años podía recordar el nombre, lugar de nacimiento y, como como él decía, 'hasta la madre que lo había parido' de miles de personajes de España.

Pero, sin remontarnos a gente tan 'leída y escribida', hay bardos o poetas de pueblos con memorias prodigiosas, similares a los griots africanos de que hemos escrito. Ponemos aquí un ejemplo: Horacio Álvarez Hernández. Pasó muchos años fuera de su pueblo, Santa Clara de Avedillo, en la provincia española de Zamora. Sin embargo compuso unas cuartetas como recordatorio de los fallecidos en este pueblo castellano desde los años de 1940 hasta el año 2001. 

Las iremos poniendo en varios post. Puede servir a interesados de estudiar las diferencias, a la hora de bautizar a sus hijos, entre el antes y el ahora; o como se apodaba a las personas; o los que entren en este blog que tengan antepasados de por alli rememorar vidas pasadas de una juventud "más joven" como decía Machado; o tal vez encontrar el nombre de algún pariente; y de paso calibrar la facilidad de rima de este hombre de Santa Clara de Avedillo: Horacio Álvarez Hernández, el bardo de su pueblo, un griot en la llanura castellana.

A esta rememoración, Horacio Álvarez Hernández la rotuló así: 'Recuerdo de las personas fallecidas en Avedillo desde los años 40 hasta el 2001'. Comenzamos las cuartetas:

"Desde que yo fui chiquillo
tanta gente conocí
en mi pueblo, en Avedillo,
que quiero dejar aquí

constancia de aquellas gentes
que recuerdo con cariñño
y que cuando yo era niño
ellos estaban presentes.

Calle a calle, barrio a barrio
el pueblo recorreré,
y en ellas recordaré
a todo aquel vecindario.

Por mi calle empezar quiero,
mis vecinos más cercanos,
familia Pérez Herrero
a quien quise como hermanos.

Señor Sixto, Heraclio, Antonia,
ya siete vieron el fin,
siempre tengo en la memoria
a mi amigo Serafín.

Alejandro y Agustina
de mi padre eran parientes,
Consolación, madre y tía
del genial Manolo el 'Tente'.

La señora Vicentina,
Madre de José el 'Cenizo',
también la tía Celestina
y su marido, el tío 'Rizos'.

Otros que por santo y seña
un grato recuerdo guardo:
Ysabel y Amancio Peña,
también el señor Ricardo.

Con su cuñada y su esposa
fue gente con privilegio,
eran los padres de Sergio...
no me acuerdo de otra cosa.

También quiero recordar
a otra familia famosa,
cual fue el señor Baltasar
y Nieves que era su esposa.

En esta casa vivió
y de la misma familia,
don Emilio y Rosalia;
él, del pueblo fue doctor.

Dejo atrás a una niñina
que tuvo por nombre Elo;
perdón Manolo, Agustina:
que Dios la tenga en el cielo.

Ya metido en esta guisa
recuerdo con gran respeto,
al señor Manolo Prieto
y la señora Eloisa.

En esta calle adalid,
¡cuántas picias nos hacía!,
el famoso tío David
y la señora María.


(seguirá)

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