martes, 19 de julio de 2011

Relación de Aurelio Hernández Fraile - Santa Clara de Avedillo, Corrida del Gallo, 1961

Ya ven que con buenos modos
esos que me han precedido
el permiso han conseguido
para que habláramos todos.

Por eso, yo, diligente,
me limito a saludar
a todo el que esté presente
sea delante o detrás.

Me han dicho que te suscribes
a revistas muy leales
y que te ilustras y escribes
unas cartas ideales.

Que aun viviendo en Jambrina
tienes de forma cabal
un pensamiento ideal
para una chica divina.

¡Qué manera de abusar!
Mientras estabas en el baile
no la dejabas bailar
ni conmigo ni con nadie.

La música a sobornar
fuiste con una botella:
cuando me ven con ella
dijiste: 'han de parar'.

Después, intermedio largo,
mientras le expreso mi amor
y ustedes, trago tras trago
con pretexto del calor.

Y aunque no digo quien es,
ya juzgaréis por las trazas,
que la misma debió ser
la que me dio calabazas.

Y a pesar de tantos yerros
digo, a mi no me creas,
que las flores de los berros
le resultaron muy feas.

Gallo que cantas la aurora,
tu fuiste el que rompiste
el cristal a la emisora
y el secreto mantuviste.

Y siguiendo la humorada
como quien lo oye decir,
vas a darle tu sentir
fingiendo no saber nada.

Mas no pudistéis decir
pensando: si cuela cuela,
ni te pudiste reir
porque estaba allí tu abuela.

Tu de gansadas agente
cuéntame alguna gansada,
pues no me entero de nada
aunque vivo entre la gente.

Y es que yo no vivo al día,
que aparte del calendario,
no oimos mas que el rosario
por la radio de mi tía.

Tu fuiste mal enemigo
con esa pluma bonita,
cuando dijiste a Julita
que no bailara conmigo.

¿Te acuerdas?, hoy hace un año
que a Julia fui a fiar
y que sufrí el desengaño
de que no quiso bailar.

Y ofendido en mi amor propio
como un necio discutí,
ella que no y yo que si
como si estuviera loco.

Mi tío me estaba viendo
y aunque a nadie lo decía,
bien que se estaba doliendo
de las cosas que yo hacía.

Cruzó rápido el salón
diciéndome: '¡so pelmazo!',
y ¡zas! me soltó un tortazo
que sonó como un cañón.

Y por si aun tenía queja,
de un puntapié en los riñones
me curó los sabañones
que tenía en una oreja.

Dirás que no puede ser
y que me vaya al carajo,
y es que con el puntapié
me bajó la sangre abajo.

Dime del día de san Juan
cuando en obsequio a su dama
un atrevido galán
puso un ramo en su ventana.

Luego una cigüeñaa boba
amiga de cosas lindas,
pasó y se llevó las guindas
dejándose una gran toba.

La vecina que dormía,
despertó de sopetón
y a la calle en camisón
se echó a ver que sucedía.

Y enseguida oye: 'fulana
que la cigüeña pasó
y mira lo que dejó
colgado de la ventana'.

La otra al punto salió
y viendo que era una toba
de repente así exclamó:
¡'pues Señor, vaya una coba'!

Y con aire diligente
dice: 'mujer, eres boba,
¿no has visto que hay otra toba
en la ventana de enfrente?'.

Anda la leña tan mal,
que cocer las patatillas,
quemando unas zapatillas
puede ser el ideal.

Pero te debo advertir
de que a casa del Alcalde
no vayas a pedir
aunque te las den de balde.

Que oliendo a goma quemada
a lo mejor va Vicente
con un papel inocente
y te da la inocentada.

Tu sin duda no advertiste
porque estabas ofuscado,
que no estaba ni sellado
el papel que recibiste.

Y con rostro demudado
al Alcalde fuiste a ver:
'solo deseo saber
quien a mi me ha denunciado'.

Cualquiera puede haber sido,
porque el barrio corrompías
con el olor tan subido
del crematorio que  hacías.

¿Y quién te iba a denunciar?
¿Quiénes por no corromperse
tivieron que protegerse
con una careta antigas?

Tu, con el grito en el cielo
dijiste: 'lo he de saber',
y no pudiste creer
que no era mas que un camelo.

'Bueno, te puedes marchar
y a nadie guardar rencor,
pero procura quemar
cosas que huelan mejor.'

'¿Y no habré de pagar nada?'
'Si quieres, puedes pagar
una ternera guisada
para este asunto parar'.

'Perdona, pues, la humorada
y le dices a Vicente
que no vuelva el inocente
a darte la inocentada.'

Pido al Alcalde perdón
y que mire cual yo miro
el caso de Casimiro
traido a la relación.

Que el delito fue pequeño
y no mala la intención,
por eso no tuve empeño
en que pagara sanción.

Sin dida alguna no vieron
porque sean retrasados,
que olores muy pronunciados
de otras cocinas salieron.

Por ahí hay  cada vampiro,
que aunque sigan ciertas bromas
huelen peor que las gomas
que quemaba Casimiro.

Ahora voy a relatar
un caso de romería:
'nos dieron para ese día 
cinco pesetas cabales;


con tal golpe de dinero
en una carrera loca,
nos fuimos hasta El Piñero
a ver el juego pelota;


cuando ya hubo terminado,
antes del baile empezar,
nos metimos en un bar
para tomar un bocado;


y sin saber qué pedir
porque el dinero era poco,
el dueño, que estaba loco,
se acercó para decir:


'esperen un momentito,
se está acabando de hacer;
y mientras tanto mocitos,
¿qué os traigo para beber?';


nosotros bebemos poco...
pues ya es raro que bebamos...
pero empieza a roerme el coco:
'¡Emilio que la liamos!';


'que no quedan seis pesetas,
que no nos van a fiar
y ni siquiera maletas
tenemos para empañar';


y enseguida la sorpresa,
pues aunque no lopedimos
lo cierto fue que nos vimos
con un conejo en la mesa;


uno a otro nos miramos,
¿qué debemos hacer, nos lo comemos?
¿y luego si no pagamos
cómo nos las compondremos?;


y el tío, que estaba loco:
'no lo dejéis enfriar...
¡ah! mi mujer para guisar
es de lo que hay muy poco';


no es que la quiera alabar
pero despedía un olor...
y pudimos comprobar
que era mejor su sabor;


¿lo mandamos retirar
que nos va a costar un pico?;
pero, ¿quién se vuelve atrás
con aquel olor tan rico?;


pronto dimos cuenta de él
y el tío, que no era loco,
nos viene con papel
que leímos poco a poco;


tanto de esto y del conejo,
tanto de los ingredientes;
'Emilio, limpia los dientes
y prepara tu pellejo';


cien pesetas en total
y al papel del potro lado (sic)
viendo nuestro capital
pues le pusimos "pagado"; (sic)


y pensando en escapar
ya con el agua hasta el cuello,
hubimos de preguntar:
¿hay cárcel en este pueblo?;


dificil consideramos
poder salir por la puerta,
pero otra vimos aabierta
y por ella nos colamos;


entramos en sitio oscuro
y en esto, un perro que ladra;
¿estaremos en la cuadra?,
¿me das por el miedo un duro?;


a la luz de un agujero
una cosa se destaca:
y me abracé a una vaca
que estaba en el comedero;


venga palpar y palpar,
encontramos otra puerta
un poquitín entreabierta
que al mostrador iba a dar;


nos quedamos observando
y, aprovechando un descuido,
salimos mas que volando
procurando no hacer ruido;


nadie pues nos molestó
y cuando ibamos corriendo,
cual zorros que van huyendo,
Emilio así murmuró:


'si de esta salgo y no muero
no quiero mas conejo en  El Piñero'.

Y ya para terminar,
como a merendar no invito
porque son muchos demás,
les regalaré un poquito:

de ti voy a regalar
tus patas a una cojita
y tu gracia a una bonita
y a uno soso el paladar;

para un flojo el espolón,
tus trampas al mas fullero,
tu pico a un embustero
y tu cresta a un fanfarrón;

a una ingrata las entrañas,
tu tesón al mas pelele
y a mi caballo alas
para mas que corra, vuele.

Bardo, vate o coplero: Faustino Parriego, Santa Clara de Avedillo

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