Horacio Álvarez Hernandez, poeta de Santa Clara de Avedillo y afincado en Gijón, al que hemos semejado con un griot africano, un poco exageradamente, sigue con su recuento de fallecidos en su ya citado pueblo natal Avedillo.
(viene del anterior post)
De todos es bien notorio
que en el Salón (sic), a la vez,
vivió su hijo Rubén
y el estupendo Gregorio.
Dando la vuelta a la esquina
un hombre que fue un encanto,
me refiero a mi tío Fausto;
y su esposa, mi tía Sabina.
Solo queda en ese corro
y también en esa mano,
el señor José el 'Caitano'
y su gran mujer: Socorro.
En esta calle que, ahora,
llaman La Calzada y tal,
-antes era el Arenal-
vivió doña Telesfora.
Fueron años de esplendor,
cerca había otros vecinos,
doña Eulalia y Constantino
los padres de Salvador.
A estos se le conocía
-si su familia le excusa-
por apodo 'Los Tarusas';
muy cerca la barbería.
Y luego, en la otra manzana,
recuerdo, vivía allí,
la familia Tamarit:
don Eulogio y doña Adriana,
señor Serafín, Elena,
'Patatero', Estefanía,
la madre de éste, Crescencia
y la otra tía mía.
El tío Dimas, ¡qué paisano!,
-lo admiraba el pueblo entero-,
con Vicente Zamorano...
¡qué risa en el mentidero!
En esa calle tan larga,
-es la mayor de Avedillo-
vivió Manuel Fresnadillo
y su señora Genara.
El tío Alfredo, 'El Juaneto'
y también en ese corro,
el tío Manuel 'El Modorro'
y mi tío Feliberto.
'Los Chinitos'... ¡qué pasión!
¡Dios Santo, cuánta gente!
señora Águeda, Clemente,
la señora Concepción...
Queda poco de este barrio:
vivió Clemencia, Eliseo,
don Ignacio, el secretario,
enfrente de los cabreros.
Perdón por esta expresión,
cosas de rima, ¿me explico?
Dionisio, Visitación...
y los padres de Federico.
La calle, ya por los pelos,
se acaba, mal que me cuadre;
en ella nació mi padre
y mis difuntos abuelos.
Sus nombres recuerdo ahora
que yo muy bien me los sé:
mi abuela se llamó Aurora
y el abuelo era José.
(continuará)
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