Como yo soy el mayor
sin duda me corresponde
hacer con todo rigor
la presentación acorde.
No habré mucho de fiar
el que no resulte en balde;
en fin, voy a comenzar
con permiso del alcalde.
Tengo a bien el saludar
a los vecinos y amigos;
ya que van a ser testigos
de lo que voy a contar.
Aunque los presento yo
porqque me toca y conviene,
lo que aquí mérito tiene
son ellas, nosotros no.
Cinco quintas, cinco flores,
cinco promesas de amores;
¡qué cuadro para un pintor
pintado con mil colores!
Yo llevo una magdalena
que se me antoja un lucero;
y bien puede ser la pena
de algún mocito soltero.
A mi ya saben ustedes
que no me gusta bailar;
bailada me la han de dar
si Dios me da esas mercedes.
Vivo de amor sin cadena
y aunque hablarlas no me atrevo
yo sé que vale la pena
la que en la grupa me llevo.
Soy tan humilde en mi ser
que aunque me gusta Gabriela
nunca me voy a atrever
ni acertando una quiniela.
Perdóname que te diga
que fuiste el mismo demonio
atravesando una viga
frente a la casa de Antonio.
Gracias a que estuvo firme
y la pudo soslayar;
porque lo pudo aplastar
o por lo menos herirle.
Así empezaron las quejas
cuando se enteró Jesús
de al rotura de tejas
el hombre se sulfuró.
Con voz potente gritó:
-¡No los puedo perdonar
y me las han de pagar
por estas!, aseguró.
Arremetió con ahinco
de su furillo a través
y pagamos entre tres
pesetas: cuarenta y cinco.
También me traigo a la cuenta
a unos amiguitos viejos,
que a nosotros dan consejos
cuando van para los treinta.
Perdón si viejos los llamo
pues para algo si que valen:
pueden llevar el pendón
o servirnos de reclamo.
Se apagaron los destellos
y a tomar agua bendita
que ya no sueña con ellos
ninguna niña bonita.
Y como soy un demonio
les invito a penitencia
y a rogarle a San Antonio
un examen de conciencia.
Y ya, para terminar,
de público me despido,
que me sabrá perdonar
las faltas que haya tenido.
Venga música maestro,
a ver si sube la fiebre
que al pasodoble de un diestro
hasta el caballo se alegre.
(*) Poeta, bardo, vate o coplero: Faustino Parriego, Santa Clara de Avedillo (Zamora)
(1) Esta relación, según los papeles que nos proporcionó el profesor don Angel Parriego y su esposa doña María Jesús, no tiene año ni figura el mozo que la recitara. Si por una casualidad alguien que la lee sabe que año y que joven la recitó qque se ponga en contacto con nosotros. O bien lo escriba abajo donde dice 'comentarios'.
sin duda me corresponde
hacer con todo rigor
la presentación acorde.
No habré mucho de fiar
el que no resulte en balde;
en fin, voy a comenzar
con permiso del alcalde.
Tengo a bien el saludar
a los vecinos y amigos;
ya que van a ser testigos
de lo que voy a contar.
Aunque los presento yo
porqque me toca y conviene,
lo que aquí mérito tiene
son ellas, nosotros no.
Cinco quintas, cinco flores,
cinco promesas de amores;
¡qué cuadro para un pintor
pintado con mil colores!
Yo llevo una magdalena
que se me antoja un lucero;
y bien puede ser la pena
de algún mocito soltero.
A mi ya saben ustedes
que no me gusta bailar;
bailada me la han de dar
si Dios me da esas mercedes.
Vivo de amor sin cadena
y aunque hablarlas no me atrevo
yo sé que vale la pena
la que en la grupa me llevo.
Soy tan humilde en mi ser
que aunque me gusta Gabriela
nunca me voy a atrever
ni acertando una quiniela.
Perdóname que te diga
que fuiste el mismo demonio
atravesando una viga
frente a la casa de Antonio.
Gracias a que estuvo firme
y la pudo soslayar;
porque lo pudo aplastar
o por lo menos herirle.
Así empezaron las quejas
cuando se enteró Jesús
de al rotura de tejas
el hombre se sulfuró.
Con voz potente gritó:
-¡No los puedo perdonar
y me las han de pagar
por estas!, aseguró.
Arremetió con ahinco
de su furillo a través
y pagamos entre tres
pesetas: cuarenta y cinco.
También me traigo a la cuenta
a unos amiguitos viejos,
que a nosotros dan consejos
cuando van para los treinta.
Perdón si viejos los llamo
pues para algo si que valen:
pueden llevar el pendón
o servirnos de reclamo.
Se apagaron los destellos
y a tomar agua bendita
que ya no sueña con ellos
ninguna niña bonita.
Y como soy un demonio
les invito a penitencia
y a rogarle a San Antonio
un examen de conciencia.
Y ya, para terminar,
de público me despido,
que me sabrá perdonar
las faltas que haya tenido.
Venga música maestro,
a ver si sube la fiebre
que al pasodoble de un diestro
hasta el caballo se alegre.
(*) Poeta, bardo, vate o coplero: Faustino Parriego, Santa Clara de Avedillo (Zamora)
(1) Esta relación, según los papeles que nos proporcionó el profesor don Angel Parriego y su esposa doña María Jesús, no tiene año ni figura el mozo que la recitara. Si por una casualidad alguien que la lee sabe que año y que joven la recitó qque se ponga en contacto con nosotros. O bien lo escriba abajo donde dice 'comentarios'.
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