Saludo a la autoridad
y después al pueblo entero,
que si ayer fui forastero
ahora ya soy del lugar.
Júzgame por las señales
y no te habrá de extrañar
viniendo de Madrigal
que te cante madrigales.
Madrigal, el de Altas Torres,
con campanas que, al sonar,
llaman a ricos y a pobres
al templo para rezar.
¡Y qué distintos sus sones
alegres al repicar
y parten los corazones
cuando las hacen doblar!
Y por eso sus sonidos,
amantes y generosos,
son perlas para mis ojos
cuando las hacen doblar.
Si con tristeza tanían
y por collados y huertas
su triste voz esparcían.
¡Qué triste yo me ponía
pues que doblaban creía
por mis ilusiones muertas!
Que muerto está el corazón
con la esperanza perdida,
si le matan la ilusión
que puede mas que su vida.
Por eso, para mi mal,
voy a pedirte un consejo,
puesto que eres el mas viejo
de los gallos del corral.
Por si por irme con una
otra me dio la voleta,
que bonita papeleta
la de verme sin ninguna.
Víctima del desamor,
¿no te parece que fuera
acaso mucho mejor
entre una flor y otra flor
colocar una tercera?
Pues, escúchame una cosa,
aun no he perdido la fe,
puede haber una piadosa
con alma tan generosa
que su cariño me de.
Si no hallo la promesa,
si otra vez he de perder,
rogaré a Santa Teresa
que me ayude en esta empresa
de conseguir mi querer.
Y rotas todas las lanzas,
pensaré, mal que me cuadre,
perdidas todas las bazas,
que con tantas calabazas
no sé que va a hacer mi madre.
Dale recuerdos a Justo
y le dices que me place,
y estoy que muero de susto
viendo los versos que hace.
Y como tu eres un pillo,
te han colgado de las patas
porque no vuelvas a ratas
al término de Avedillo.
Si quieres, vete a Jambrina,
porque allí hay muchos berros
y harás ensalada fina
si te libras de los perros.
Y al volver con la Eduarda
pasando por Tardecubas,
no vayas a entrar a uvas
que puede pillarte el guarda.
Vuelve de tu desatino
no te tires mas faroles,
y quéate a caracoles
en la vega del molino.
Y si empeñado te ves,
en visitar a tus primas
pídele el caballo a Dimas
si no quieres volver a pie.
Y ya para terminar
despídete de estas gentes
y de aquellos delincuentes
que contigo han de palmar.
Para ti, no habrá palmadas,
pues aunque estés al revés,
te están oliendo los pies
a zapatillas ahumadas.
Desiféctalas primero,
que la lucha va empezar,
y yo soy un caballero
que no se quiere manchar.
Compañeros, con presteza
a dar el golpe certero,
aunque yo seré el primero
que se va por tu cabeza.
Bardo, vate o coplero: Faustino Parriego, Santa Clara de Avedillo, 1956-57
y después al pueblo entero,
que si ayer fui forastero
ahora ya soy del lugar.
Júzgame por las señales
y no te habrá de extrañar
viniendo de Madrigal
que te cante madrigales.
Madrigal, el de Altas Torres,
con campanas que, al sonar,
llaman a ricos y a pobres
al templo para rezar.
¡Y qué distintos sus sones
alegres al repicar
y parten los corazones
cuando las hacen doblar!
Y por eso sus sonidos,
amantes y generosos,
son perlas para mis ojos
cuando las hacen doblar.
Si con tristeza tanían
y por collados y huertas
su triste voz esparcían.
¡Qué triste yo me ponía
pues que doblaban creía
por mis ilusiones muertas!
Que muerto está el corazón
con la esperanza perdida,
si le matan la ilusión
que puede mas que su vida.
Por eso, para mi mal,
voy a pedirte un consejo,
puesto que eres el mas viejo
de los gallos del corral.
Por si por irme con una
otra me dio la voleta,
que bonita papeleta
la de verme sin ninguna.
Víctima del desamor,
¿no te parece que fuera
acaso mucho mejor
entre una flor y otra flor
colocar una tercera?
Pues, escúchame una cosa,
aun no he perdido la fe,
puede haber una piadosa
con alma tan generosa
que su cariño me de.
Si no hallo la promesa,
si otra vez he de perder,
rogaré a Santa Teresa
que me ayude en esta empresa
de conseguir mi querer.
Y rotas todas las lanzas,
pensaré, mal que me cuadre,
perdidas todas las bazas,
que con tantas calabazas
no sé que va a hacer mi madre.
Dale recuerdos a Justo
y le dices que me place,
y estoy que muero de susto
viendo los versos que hace.
Y como tu eres un pillo,
te han colgado de las patas
porque no vuelvas a ratas
al término de Avedillo.
Si quieres, vete a Jambrina,
porque allí hay muchos berros
y harás ensalada fina
si te libras de los perros.
Y al volver con la Eduarda
pasando por Tardecubas,
no vayas a entrar a uvas
que puede pillarte el guarda.
Vuelve de tu desatino
no te tires mas faroles,
y quéate a caracoles
en la vega del molino.
Y si empeñado te ves,
en visitar a tus primas
pídele el caballo a Dimas
si no quieres volver a pie.
Y ya para terminar
despídete de estas gentes
y de aquellos delincuentes
que contigo han de palmar.
Para ti, no habrá palmadas,
pues aunque estés al revés,
te están oliendo los pies
a zapatillas ahumadas.
Desiféctalas primero,
que la lucha va empezar,
y yo soy un caballero
que no se quiere manchar.
Compañeros, con presteza
a dar el golpe certero,
aunque yo seré el primero
que se va por tu cabeza.
Bardo, vate o coplero: Faustino Parriego, Santa Clara de Avedillo, 1956-57
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