Con toda la urbanidad
que aprendí en la escuela un día
saludo a la vecindad
y a toda la jerarquía.
Gallo que en esa postura
tan ridículo te ves,
llorando por doña Inés
en su misma sepultura.
Vengan a darte consuelo
las gallinitas aquellas
por las que tuviste el duelo
con el capitán Centellas.
Fuiste altivo y galán,
poco noble y menos bravo,
presumías de sultán
y no eras mas que un esclavo.
Aunque eras gallo altanero
fuiste dado a murmurar,
y al balcón del carpintero
te subes para observar.
Así ver como desfilan
desde la fuente al trinquete,
y la madeja que hilan (sic)
Como a ti nada te exime,
sabes de un modo vanal
que en aquel barrio se imprime
la gaceta regional.
Y así no gastas porfía (sic)
con quien noticias abone,
pues la gaceta te impone
de las noticias del día.
que se iba por las lomas,
junto con otro danzante
a la caza de palomas.
Pues creo te vio Clemente
cuando de caza venías,
y luego pagó Vicente
la culpa que tu tenías.
Dices que tienes tal tino
para picar y escarbar,
que le vas a derribar
la era de Secundino.
Confiesa el mal que hayas hecho,
que en el patíbulo estás
y ya solo bajarás
hacia el panteón derecho.
Morirás sin compasión
aunque lloren tus gallinas
por tus condiciojnes finas
y tu seguro espolón.
Porque, eso sí aunque inhumano
una vez te vi retar
al gallo de Apolinar
con la pistola en la mano.
Y aunque él era de valor
ante ti se vio perdido,
y a tus pies quedó tendido
y le robaste su amor.
Mas yo que no soy cobarde
y soy igual tu enemigo,
te desafío esta tarde
a que te batas conmigo.
Tu sentencia está cumplida
que servirá de lección
y al acabar con tu vida
acaba mi relación.
Y termina la endiablada
cerrada por este pillo
que encarece una palmada
por los quintos de Avedillo.
(*) Poeta, bardo, vate o coplero: Faustino Parriego, Santa Clara de Avedillo (Zamora)
(1) En esta relación se rompe el hilo de las estrofas de cuatro versos. Quizás falte algún verso.
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