lunes, 1 de agosto de 2011

Faustino Parriego (*): Entre la noche y el día



Me duermo al menos una vez al día,
dormido estoy en brazos de la muerte,
después, al despertar, saldré con suerte
del sopor que el dormir me producía.


Es curioso, estar vivo y estar muerto,
me dice la experiencia ya vivida,
que el sueño que nos mata nos da vida
al confundir lo cierto con lo incierto.


Vuelve a trocársenos la noche en día
y sentimos salir del entresijo
al despertar con dulce regocijo
de un sopor que la luz arrancaría.


Mientras tanto el corazón ufano
a la muerte simulada vencería,
sin saber que al final claudicaría
por estar programa de antemano.


(*) Faustino Parriego, Santa Clara Avedillo (Zamora), 1970

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