Con permiso del alcalde,
sin ánimo de faltar,
lo que les voy a contar
se lo contaré de balde.
Un saludo para todos
y fuera de cortesía
dejaré los buenos modos
en casa para otro día.
Si a mi se me desmerece
con una falsa censura,
yo me lavo en agua pura
y hago lo que parece.
Sin duda saben la copla:
que si allí no debo ir,
que si debo de venir,
que si me voy con la otra...
Que si vengo, que si voy,
que si la cojo o la dejo,
que ni tejo, ni destejo,
que si quien era no soy.
Yo mismo me he de juzgar:
soy como un mariposón
que vuela de flor en flor
sin saber donde libar.
Con esto no creo peque
mi actuación de importuna,
y algún día se trueque
la rueda de la fortuna.
Si lo natural es una,
muy bien podría pasar
por querer con dos jugar
el quedarme sin ninguna.
Nu juegues con los amores
aunque goces de favor,
porque no todo son flores
en el monte del amor.
Y si alegre y sin temores
por este monte caminas,
procura al coger las flores
no clavarte las espinas.
Que el que a ciegas caminó
por ese monte perdido,
sacó el corazón herido
de heridas que no curó.
Así que vete con tiento
y aprovecha la lección,
que en cosas del corazón
no es fácil estar contento.
Y del monte del amor
me pasaré al de la caza
donde la hazaña mayor
fue cómo regresar a casa.
Por ahí pasamos tres días
de los pueblos alejados
entre vientos y aguas frías
y hasta los huesos calados.
Con tiempo tan inhumano
sin divisar caseríos,
con el llano hecho un pantano
y los arroyuelos ríos.
La cosa se puso mal
y mas que en cazar pensamos
en salvarnos cada cual
y en buscar donde secarnos.
Mientras, Norberto y Damián (1)
de nosotros se perdieron,
aunque la dicha tuvieron
de volvernos a encontrar.
Recorrieron las laderas
dando vueltas a lo bobo,
y hechos una regadera
por miedo a encontrar un lobo.
Nosotros allí quedamos
y aunque no fuimos valientes,
en los dos días siguientes
algo mejor lo pasamos.
Señores, al tercer día
llegamos sin prisa alguna
de regreso a la laguna
con la garrafa vacía.
Y allí que preparamos
sacudiendo las modorras,
unos a otros las gorras
al agua las arrojamos.
No fue lo peor tirarlas,
que, en patas, cual lagareros,
dando gritos agoreros,
entramos luego a buscarlas.
Mejor nos habría salido,
para completar el día,
habernos al Cubo ido
para ver la compañía.
Y como ovejas cansinas
que hhan perdido hasta el collar
conseguimos regresar
tras encontrar el camino.
Luego, durante el retorno,
cansados y con tal guisa,
dije a todos: 'daros prisa,
tengo que encender el horno'.
Ya te he contado mi historia,
espero que seas discreto,
pues te la cuento en secreto
solo para tu memoria.
Y con esto me despido,
que tenemos que abreviar
y no quisiera cansar
pues pesado nunca he sido.
Complacerles he querido,
y si una palmada dan
este supuesto galán
les quedará agradecido.
(*) Poeta, bardo, vate o coplero: Faustino Parriego, Santa Clara Avedillo (Zamora)
(1) Creemos que estos nombres pertenecen a mozos de Fuentespreadas y, aunque en los escritos que nos proporcionó el profesor don Angel Parriego y su amable esposa doña María Jesús no viene fecha, quinto, ni localidad, deducimos que podrá ser una relación que se leyó en la Fiesta del Gallo de Fuentespreadas.
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