Aquí yace 'Linda' que tan linda era,
que nadie creerá si no la conociera.
En su vida normal y sosegada
a nadie alagó ni fue alagada.
Animalito raro. Tuvo empeño
en no alagar a nadie salvo al dueño.
Cual si de mi estuviera enamorada
vivió siempre a mi lado tan pegada,
que el servicio leal y su cordura
quedó llena mi alma de amargura.
Su juego en la ruleta del destino
la sentenciaba a muerte. Fue su sino.
Y es que los años no pasan en balde.
Para un perro quince son insuperables.
Pobre animal. Ni un paso pudo dar.
Cayó como segada por extraño sable.
Su boca se contrajo en mueca singular:
la mueca de la muerte inexorable.
Sus dientes castañetearon un solo instante
cual castañuelas roncas de sonido molesto
marca compás último de corazón doliente.
Y allí quedó inmóvil, en el surco, yerta,
como caliz de rosa flotando en estanque.
Se cerraron sus ojos lentamente.
Parecía dormida. Placentera y feliz en su apostura.
Sobre rojo lecho de sangre caliente.
Como una diosa mitológica. Feliz en su hermosura.
(*) Faustino Parriego, Santa Clara de Avedillo (Zamora) 1971
(1) Nota: se enterró en una pequeña fosa a la orilla de un rosal para que todos los años se engalane y perfume con la caida de las hojas.
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