lunes, 1 de agosto de 2011

Una relación mas sin fecha y sin recitador (*)


Señores, muy buenas tardes.
Empiezo por saludar
primero al señor alcalde
y al público en general
que nos ha venido a honarr
con su presencia esta tarde.


Admiro a las señoritas
que se han dignado venir,
pues creo que nunca vi
un conjunto tan bonitas.


Se preguntarán ustedes
por qué razón yo no llevo
como mis predecesores
chaqueta de terciopelo.


Ahora se lo explicaré
poniendo el máximo celo:
mas de un centenar probé
y ninguna me valió
esta en cambio vino al pelo.


No procures darme celos
con rosas de Alejandría,
ya sé que es Rosa María
la causa e tus desvelos.


Dicen que si yo también
le doy vueltas a la noria,
poco a poco, tente, ten,
por si me sale uan novia.


Pero de novias ni hablar,
no tengo ni una en mi haber,
solo una quise tener
y me la dejé quitar.


Y era maja la chiquilla,
una flor al natural,
que derramaba la sal
con aire de seguidilla.


Si novia quieres buscar
mejor suerte te deseo,
y que a mi, por lo que veo,
no me quieres ni escuchar.


Así en pos de mi destino 
dije: 'a Jambrina me voy;
mas con tan poco gasoil
que me quedé en el camino.


'¿Qué pasa que nos paramos?:
Se acabó el gas, ¡qué soponcio!,
dice Luisito a Leoncio;
¿vamos a buscarlo?: vamos.


Yo de mi asombro no salgo,
que hay que ver para creer,
mirando a los dos correr
que no nos pillaba un galgo.


Mientras, llegó Miguelín,
que de remolcarme trata,
con aire de paladín
y cayó en una regata.


Dice: 'pues estamos bien,
yo porque atollado estoy,
tu por falta de gasoil
se nos ha parado el tren.


Volvieron los del gasoil:
'venga, venga, por mi vida,
voy a aplicarlo enseguida
a ver si llegamos hoy.


Intento al otro sacar
pero era impracticable:
'¿cómo lo voy a enganchar
si no tenemos un cable?'.


Y otra vez los dos lebreles
a por el cable en cuestión
hacen que en su pantalón
repiquen los cascabeles.


En una carrera loca
llegaron hasta Jambrina,
yallí a una vieja mohina
le pidieron una soga.


'Una soga os podré dar
pero es cosa deleznable
y no seré responsable
de que os vayáis a ahorcar.


'¡Que se burle nos da pena
se nos ha hundido un tractor!'
'No me burlo, por mi honor,
llevaros esta cadena'.


La cosa se complicó:
que si yo tiro de ti
o tu me sacas a mi;
la hora del baile pasó.


Y así a un paso de la fiesta,
como en un anfiteatro,
preparamos una orquesta
que dio baile para cuatro.


A Carlos he de decir
que conduzca de otro modo,
o salimos en el 'nodo'
por premio por conducir.


Que modere la carrera
pulsando muy los frenos
y no nos apearemos
fuera de la carretera.


Que no es cosa de aprendices
y yo no quiero probar
lo dura que puede estar
la brea con las narices.


Y no es miedo a que quedar
pudieran allí pegadas,
se nos podían manchar
y a ver como iba a bailar
con las narices pintadas.


Me olvidaba relatar
una historia, ¡casi nada!,
de una chica, una monada,
que se dejó acompañar.


Estaba yo tan ufano
de la sabraso conquista,
cuando me salió a la pista
un enemigo inhumano.


Pues tratándose del amor
que haya paz o la guerra,
es una futura suegra
el enemigo peor. (sic)


Ese que viene contigo,
¿puedo yo saber quién es?:
si señora, es un marqués...
digo no, solo un amigo.


Pues amigos a tu vera
no los quiero ni pintados
porque los dejo plantados
¡fuera de aquí, ala, fuera!


Mujer, no se ponga así,
es un chico de Avedillo;
¡basta pa que sea un pillo!
¡venga, delante de mi!


Se la llevó a la carrera;
yo, juguete de ilusiones,
como aquel que ve visiones,
me quedé en la carretera.


Y por bien o por mal que cuadre
de mis culpas no me eximo;
luego supe que es un primo
el que le gusta a su madre.


Y ya para terminar,
rindiéndoles vasallaje
a las chicas del lugar,
les ofreceré el plumaje.


Pues sabes que las hay tal
que adornan sus naturales
tapando lo natural
con cosas artificiales.


Una paloma voló
hace tiempo de su nido;
no fue del amor en pos
fue a complir su cometido.


Hoy la paloma ha venido;
mucho le agradezco yo
el mensaje que ha traido;
y a la música le pido
un pasodoble en su honor.


Es un mensaje de paz,
de entusiasmo, de fervor,
con alegría y amor,
a los chicos del lugar.


No queda mas que decir;
y aquí acaba la jornada
condenándote a morir
al filo de nuestra espada.

(*) El poeta, bardo, vate o coplero Faustino Parriego de Santa Clara de Avedillo (Zamora) compuso esta relación para que un mozo o quinto la recitara en la Fiesta del Gallo que no sabemos su nombre. Tampoco se especifica el pueblo, si bien parece que debió declamarse en la misma población de Santa Clara de Avedillo, pues se citan nombres que son de esa población como Leoncio y otros. Pero, en fin, sin esos datos está esta composición que don Ángel Parriego y su esposa doña María Jesús nos proporcionó, entre otras.

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