Hace el niño muy contento
la primera comunión
y, envuelto en una ilusión,
da paso al entendimiento.
Hoy es su día mejor
donde empieza una creencia,
donde comienza la ciencia
que le lleva hacia el Señor.
Son los primeros albores,
luces en el nuevo ser,
cuando no le ha dado
desengaños todavía.
Existe una vida dura
detrás de este velador,
donde agoniza en la flor
el caliz de la ventura.
Contra el dardo que le ha herido
Cristo valor le dará
y la herida curará
del desengaño sufrido.
En esta festividad
mi cariño siempre fiel,
desea para Anabel
eterna felicidad.
(*) Faustino Parriego, Santa Clara Avedillo, 11-05-72
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