No le preguntes qué tiene
que está querienddo de verás.
Lleva una flor sobre el pecho,
sonríe como una enferma,
es un poco colegiala
y otro poco princesa.
Tiene hoyuelos en las manos
y en las mejillas de cera.
Es espigada y amable
y modosina y morena.
No baila ninca con nadie
aunque va a todas las fiestas.
Y cuando la dicen 'Linda'
sonríe como una enferma.
Los mozalbetes lampiños
la requieren y requiebran
con frases de amor pulidas,
con cartas de amor extensas.
Pero la muchacha a todos
sin excepción los desdeña.
Y siempre está suspirando
y siempre está macilenta.
Bajo su espumosa falda
asoman sus pies de almendra
y todo su cuerpo tiene
una hondulación goyesca.
Sus ojos, grandes y negros,
arden como dos hogueras
donde la vida y los sueños
y los afanes se queman.
Pero madres y doctores,
zahoríes y eminencias,
afirman todos a una:
'Amarilla y con ojeras...
no preguntéis lo que tiene,
está queriendo de veras.
(*) Faustino Parriego, Santa Clara de Avedillo (Zamora) 1962
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